Tarda la espera
la esperanza fallida
de una luz
que en el tiempo se perdió.
Nunca estuvo
tan despierta y tan dormida
como en la noche
en que su fe
se adormeció.

Atrás lejanos
los recuerdo de su infancia
juegan con fuego
y sus sueños de cristal.
Van tranzando la vida
por la nada
y ya su sueño
no sueña nunca más.
Ha decidido olvidar
y se refugia
en laberintos
que su mente construyó.
Ahí no hay nada
que la dañe y la destruya
podrá ya sola
olvidar tanto dolor.
Derechos Reservados © Valentina Ríos de Saavedra 2011
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