Desde el día en
que dijiste: me marcho,
Te fuiste, pero
sigues aquí.
Tu ausencia se
siente en mi cama,
Se siente en mi
alma desabrigada.
No hay un roce
que erice la piel,
No hay un beso
que despierte al amor,
No queda
nada…nada.
Deshojando margaritas
mi corazón te espera,
Sentado en el
viejo anden de mi cordura
Y entonces, la
tormenta indomable, desato su furia
Y mi alma, como
alma en pena
Se ha perdido,
tratando de encontrarte
Buscando tus
ojos entre la multitud
y se ha fundido
en la furiosa tormenta
Preguntándose:
¿Cuándo vendrás
a arrancarme el amor?
¿Dónde te has
ido vida mía?
¿Por qué estando
aquí, ya no estás más?
Hay un cuerpo
sin alma…
Una mente sin
juicio…
Y un corazón que
espera….
Derechos Reservados © Valentina Ríos de Saavedra 2013